Arquitectura de los sentidos

Vivir en plena naturaleza, sentir que dormimos bajo el mismo cielo, que no hay muros ni ventanas entre nosotros y el paisaje de Porquera de los Infantes (Palencia). Un lugar donde todo está pensado para que formemos parte del entorno…

Eso es lo que sentimos al entrar en La Ruina Habitada, un antiguo pajar reconvertido en un impresionante loft de dos alturas, donde se han respetado todos los elementos para crear un verdadero diálogo entre la melancolía rural de la ruina y la funcionalidad de la arquitectura más actual.

Accedemos a través de un hueco en el antiguo pajar. Imposible sospechar lo que vamos a encontrar. Tras los muros de una ruina de la zona del románico Palentino nos recibe  un engawa, un jardín japonés con una hiedra y un pequeño estanque bajo una lámina de cristal por la que resbala el agua a modo de cascada. Tras él, un cristal blindado de 9 metros de alturahace de invisible límite con la casa, convirtiendo el interior y el exterior en un solo espacio. Un todo que, en verano, cuando la casa crece y desaparecen los límites, termina de fusionarse por completo.

En La Ruina Habitada nunca hay un “dentro” y un “fuera”.  Porque tras el cristal, al cruzar la pasarela de madera que precede al salón, accedemos a un imponente y moderno loft en el que sentimos la magia de estar fuera. Gracias al excelente uso del vidrio, el exterior se integra como un elemento más en todas las zonas de la casa.

En la ducha, un espacio de 2,50 x 2,50, nos relajamos con la vista del estanque y del agua al caer desde los 6 metros de altura del loft. Agua que de noche se llena de gotas de luz y que,  durante el día, nos permite contemplar un deslumbrante reloj de sol en una  lámina de vidrio holográfico.

Desde lo alto de este loft, creado bajo el volumen original  del antiguo pajar, nos observan los inquisidores ojos de Dalí, impresos sobre el vidrio que hace las veces de barandilla de la zona superior  donde encontramos la cama.

Debajo, la cocina completa este espacio de  115m2 y suelo térmico que, además, puede presentar hasta 16 escenas diferentes de iluminación gracias a su juegos de luz.

Una poética obra del arquitecto Jesús Castillo Olí donde la fusión de los muros de mampostería, la estructura de madera del antiguo pajar, los elementos arquitectónicos más innovadores y el propio paisaje,convierten a La Ruina Habitada en un espacio único para el disfrute de los sentidos.